Se habla mucho del aumento de enfermedades respiratorias durante la época lluviosa en nuestro país. Sin embargo, para el público en general, que no tiene formación médica, puede ser difícil diferenciar entre un verdadero caso de influenza y un resfriado común. Es crucial que las personas conozcan los aspectos básicos que indican cuándo deben acudir a su médico de cabecera si presentan síntomas respiratorios.
La pandemia nos dejó importantes lecciones sobre la transmisión de virus y sus posibles consecuencias. Pero ¿todos los cuadros respiratorios son causados por el virus de la influenza? ¿Cuáles son las diferencias entre un resfriado común y una infección respiratoria por influenza?
En primer lugar, estas entidades pueden afectar tanto las vías respiratorias superiores como las inferiores, o ambas al mismo tiempo. Además, cada una es causada por distintos agentes virales y suele presentar síntomas similares, independientemente de si se trata de un resfriado común o influenza, aun así, existen datos claves que nos hacen pensar más en una u otra.
Otro aspecto importante es que la respuesta inmunitaria de cada persona puede variar considerablemente, lo que puede generar complicaciones o síntomas más graves, dependiendo de su edad, comorbilidades y situación socioeconómica.
En su reporte epidemiológico del 8 de agosto de 2024, el Ministerio de Salud de la República de Costa Rica presenta las estadísticas de casos de otras virosis respiratorias, infecciones respiratorias agudas superiores (IRAS), infecciones respiratorias agudas graves (IRAG) y enfermedad tipo influenza (ETI). Para la semana epidemiológica número 30, se reporta un total acumulado de 6,557 casos. La distribución por grupos de edad revela que los más afectados son los niños de 1 a 4 años, con 855 casos, y los adultos mayores de 75 años, con 1,389 casos (1).
Definición y diferencias influenza y el resfriado común
La influenza y el resfriado común son causados por diferentes agentes virales. Según la literatura, se estima que alrededor de dos tercios de los cuadros respiratorios agudos son provocados por más de 200 virus, cada uno con características y géneros distintos (2).
El término "gripe" se refiere a la infección causada por el virus de la influenza, mientras que el "resfriado común" es una infección respiratoria aguda provocada por otros virus, como el rinovirus, parainfluenza, coronavirus estacional, adenovirus y virus sincitial respiratorio, entre otros. La influenza puede infectar la nariz, la garganta e incluso llegar al sistema respiratorio inferior, es decir, los pulmones, causando desde síntomas leves hasta cuadros graves que pueden llevar a la muerte (2,3).
La influenza es una infección respiratoria causada por virus de la familia Orthomyxoviridae, que se divide en tres tipos: A, B y C. El tipo A es el que afecta más al ser humano y a los animales, y se caracteriza por su alta capacidad de mutación. Este virus tiene cuatro tipos de glicoproteínas en su superficie, siendo la hemaglutinina (HA) y la neuraminidasa (NA) las más abundantes y fundamentales en el proceso de penetración viral en el epitelio respiratorio, además de ser importantes por su capacidad antigénica. Existen varios subtipos de influenza en humanos, como A H1N1, A H2N2 y A H3N2. Además, no podemos dejar de mencionar que también hay subtipos de virus de influenza que afectan a las aves (4).
Síntomas y complicaciones
Al abordar los síntomas de la influenza, es fundamental distinguir entre sus manifestaciones locales y sistémicas. Los síntomas comunes incluyen tos, fiebre, dolor de garganta, malestar en el pecho, dolor de cabeza, dolores musculares y fatiga. En la población pediátrica, la influenza a menudo se acompaña de síntomas gastrointestinales como diarrea y vómitos. Es importante señalar que la influenza suele tener un inicio abrupto o repentino y un curso más intenso en comparación con el resfriado común. Además, ambas, podrían evolucionar hacia complicaciones más graves, como laringotraqueobronquitis, bronquiolitis y neumonías, entre otras (2,4).
El resfriado común, en contraste, se caracteriza por una aparición gradual y predominancia de síntomas leves y locales, como secreción y congestión nasal, estornudos, dolor de garganta y, en ocasiones, tos. A pesar de su naturaleza generalmente benigna, no se debe subestimar, especialmente en personas de grupos etarios vulnerables, como adultos mayores y niños menores de 4 años. Estos individuos pueden enfrentar complicaciones graves si no reciben la atención y valoración médica oportuna. En algunos casos, el resfriado puede evolucionar a condiciones que afectan seriamente las vías respiratorias, lo que podría resultar en hospitalizaciones o incluso en la muerte (2,4).
SIGNOS Y SÍNTOMAS | INFLUENZA | RESFRIADO COMÚN |
Inicio de síntomas | Aparece paulatinamente | Inicio abrupto |
Fiebre mayor a 38⁰ C | No frecuente | Frecuente |
Dolor de garganta | Frecuente | A veces |
Dolor de cabeza | Frecuente | Poco frecuente |
Secreción y/o congestión nasal | Muy frecuente | A veces |
Estornudos | Muy frecuente | A veces |
Tos | A veces | Frecuente, suele ser seca |
Malestar de pecho | A veces | Frecuente, suele ser seca |
Dolores musculares | A veces, suelen ser leves | Frecuente |
Fatiga | A veces | Poco frecuente |
Náuseas. vómitos, diarrea | Nunca o poco frecuente | A veces |
Consejos para prevenir la transmisión de la influenza y el resfriado común
La influenza y el resfriado común se transmiten principalmente a través de gotículas respiratorias que se liberan cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. Estas gotículas pueden entrar en contacto con las membranas mucosas de la boca, la nariz o los ojos de otra persona, iniciando el proceso de infección. Además, existe la posibilidad de contagio a través del contacto con superficies contaminadas, conocidas como fómites, que han estado en contacto con secreciones infectadas. Al tocar estas superficies y luego llevarse las manos a la boca, la nariz o los ojos, se puede facilitar la transmisión del virus (3,5,6).
El período de incubación de la influenza suele ser de aproximadamente 48 horas. La transmisión del virus puede comenzar hasta un día antes del inicio de los síntomas. La enfermedad puede durar hasta 7 días, aunque la duración varía según el individuo y su respuesta inmunitaria. En contraste, el resfriado común tiene un período de incubación que puede extenderse hasta 3 días y los síntomas pueden persistir hasta 10 días (3,5,6).
Tras la pandemia de COVID-19, la población está ampliamente familiarizada con las medidas para prevenir el contagio de enfermedades respiratorias. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan las siguientes prácticas clave para evitar brotes, destacando la importancia de adherirse a ellas:
Lavado frecuente de manos: Realizar un lavado de manos regular con agua y jabón.
Cubrirse al estornudar o toser: Utilizar el antebrazo para cubrir la boca y la nariz.
Mantener distancia: Evitar el contacto cercano con otras personas mientras se presenten síntomas.
Uso de mascarilla: Llevar mascarilla en situaciones de riesgo o en presencia de síntomas.
Limpieza de superficies: Desinfectar superficies potencialmente contaminadas con soluciones que contengan al menos un 70% de alcohol.
Ventilación adecuada: Asegurar un buen flujo de aire en el área donde se encuentre el paciente (7).
Tratamiento de la influenza y resfriado común
La población puede experimentar frustración al observar que el tratamiento es principalmente sintomático, centrado en medidas de soporte para aliviar los síntomas. En casos confirmados de influenza, se pueden utilizar antivirales como oseltamivir y zanamivir; sin embargo, estos deben administrarse dentro de las primeras 48 horas desde el inicio de los síntomas. Es importante no confundir los antivirales con los antibióticos, que no son efectivos contra los virus a menos que exista evidencia de una infección bacteriana secundaria, situación que debe ser evaluada y confirmada por un médico (4,7).
¡No olvidar!
Por último, es crucial tener en cuenta los siguientes puntos, ya que podrían ser de utilidad en situaciones donde no se esté seguro de cómo proceder o cómo cuidarse durante un resfriado común o una infección por influenza.
Diferenciación: La influenza y el resfriado común son enfermedades distintas, aunque con síntomas similares.
Poblaciones de alto riesgo: Incluyen niños menores de 4 años, adultos mayores, embarazadas, pacientes con diabetes, enfermedades cardíacas o respiratorias crónicas, e inmunosupresión.
Medidas preventivas: Lavado frecuente de manos, uso de mascarilla en caso de síntomas, y técnicas adecuadas al toser o estornudar pueden reducir significativamente el contagio.
Consulta médica: Ante síntomas respiratorios, consulte a su médico para determinar si necesita pruebas diagnósticas y tratamiento, incluyendo antivirales si es necesario.
Síntomas de alarma: Si pertenece a un grupo de riesgo y presenta falta de aire, dolor torácico, mareos, confusión, vómitos persistentes o fiebre que no cede, acuda de inmediato a su médico.
Autocuidado: En caso de enfermedad leve o moderada, hidrátese adecuadamente, permanezca en casa, use mascarilla, descanse, evite la automedicación con antibióticos, vacúnese anualmente contra la influenza y limpie superficies potencialmente contaminadas (8).
REFERENCIAS
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